enero 14, 2009

Ani Lo Mevin

Alegría y regocijo:
no queda sangre que derramar.
Ni hombres, mujeres o niños.
Próximo está
el fin de todo mal.
Bienaventurados los hijos de Dios.
Bienaventurados los hijos de Yahvé.
Bienaventurados los hijos de Alá,
porque arrasados el Cielo y la Tierra
vuestro será el reino de la carroña
y la necedad.

Sed bienvenidos.
(Bruchim ha-baim!)

1 comentario:

Giovanni-Collazos dijo...

Buen poema, Enol. Anoche te esperaba una legión de admiradoras en el Bukowski... para el próximo miercoles será.

Abrazos.

Gio.