noviembre 13, 2009

1994

Las cosas debieron empezar a torcerse en 1994. Ya no recuerdo los motivos, ni tal vez importen. Pero empecé a escribir a solas, a tientas, dejándome seducir por esa adicción que sientes al verte reflejado en un papel en blanco. Con lo fácil que hubiera sido dejarse llevar por la mediocridad cotidiana. En ese vacío inicial sólo estás tú. Pero las imágenes comienzan a rodearte, llegan a absorverte en muchos casos. Y empieza a no importante cómo terminará todo. Porque has podido comprobar que a todo final le sigue un nuevo principio. He incluído en el poemario que estoy trabajando (y para quien ha preguntado decir que no, ya no se trata de Volando Cometas) un extracto de aquella iniciación. A pesar de que han pasado 15 años, y como si fuera una premonición, este texto sigue teniendo mucho significado para mí hoy en día.

GÉNESIS
Extracto del relato "Nosoy" (1994)

Buceo entre las cenizas de mi Gaia interior,
tratando de hacer colisionar mis manos,
diminutas formas de hojarasca seca
que luchan por no desprenderse
en un líquido amniótico
que hace las veces de repelente
entre dos polos de distinto signo.

Odio ser,
desde que lato,
consciente de haber dejado de sentirme
un nosoy.

Busco con los ojos
los límites de mi nueva presencia,
percibiendo por primera vez
un frío ralo y nauseabundo,
como los paladares castigados con ricino
después de un dulce.

No experimento tipo alguno de afecto
hacia ninguna persona o cosa.
Tan sólo asco.
Pero no un asco normal, no.
Un asco mayúsculo y aburrido.
Es decir, un ASCO.



2 comentarios:

Abril dijo...

mientras disfruto de lo que leo, te robo la música


me gustó el ASCO



saluditos

Carmen dijo...

Un abrazo, Enol.Gracias por la crónica.