La noche siempre ha sido un refugio más para todo tipo de aves que siempre buscan tener algo en común, frente a la soledad manifiesta con la que nacemos y morimos. La noche es un gran teatro de vanalidades y las hay en las que se echa en falta una mano amiga que, por fin, apriete el gatillo.
Una pistola cargada de balas
y alcantarillas repletas de princesas
envueltas en huesos y Gaultier.
Una pistola cargada de balas
y noches de gatos pardos
maullando entre condones desahuciados.
Una pistola cargada de balas
con instrucciones de uso
para remendar el llanto.
Sólo pido
una pistola cargada de balas
colmando mis labios
y tu huella ausente
en el gatillo.
enolSanyago
5 comentarios:
Este me ha removido las tripas, ya sabes...
Besos
Yo también pediría que apuntara bien, no fuera a darme en el corazón. Me han llegado estos versos.
Desgarradoramente HERMOSO. Un beso grande apuntando a tu corazón amigo en esas noches de balas.
No sé si me gusta más el poema o la introducción.
Geniales las dos cosas.
Sobresaliente.
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